Durante el invierno de 1952, las autoridades británicas entraron en el
hogar del matemático, analista y héroe de guerra Alan Turing, con la
intención de investigar la denuncia de un robo. Al final acabaron
arrestando a Turing acusándole de 'indecencia grave', un cargo que le
supondría una devastadora condena por una ofensa criminal: ser
homosexual. Los oficiales no tenían ni idea de que en realidad estaban
incriminando al pionero de la informática actual. Liderando a un
heterogéneo grupo de académicos, lingüistas, campeones de ajedrez y
oficiales de inteligencia, se le conoce por haber descifrado el código
de la inquebrantable máquina Enigma de los alemanes durante la Segunda
Guerra Mundial.
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